«Dependencia digna y justa» es el lema que una veintena de personas han coreado este viernes por la mañana a las puertas del Instituto Murciano de Acción Social. Denuncian que en los últimos meses han llegado a percibir la ayuda, que oscila entre los 130 y los 455 euros, a partir del día 20 lo que les impide acudir a terapias o directamente subsistir. 26.000 murcianos reciben algún tipo de ayuda por dependencia. Unos 200 de ellos se han movilizado a través de redes sociales para denunciar la situación y este mes han conseguido cobrar el día 5, pero temen que las demoras en el pago por parte de la Comunidad Autónoma vuelvan a producirse. Es el caso de Isabel, madre de un niño de 3 años que sufre parálisis cerebral con grado 3 de dependencia. La atención temprana la tiene cubierta pero el pago que reciben por la dependencia la dedican a alimentación y ropa. Lamenta que en los últimos meses han tenido que pedir prestado dinero porque la ayuda les llega muy tarde y la necesitan para comer. «Pagamos mucho de alquiler, lo que cobra mi marido se va todo para los gastos, y la ayuda que recibimos es para que comamos los tres. Entonces, si no nos pagan no podemos comer», asegura.Los beneficiarios de la dependencia cobraban normalmente entre el 3 y el 10 de cada mes, y desde hace 4 meses comenzaron los retrasos. María tiene un hijo con síndrome de X Frágil y manifestaba a los micrófonos de Onda Regional que quieren que haya una fecha fija para percibir la ayuda, «como ocurre en el resto de comunidades autónomas». Asegura que está cubriendo las terapias y el día a día con la ayuda de su familia. «Toca movilizarse porque las familias lo estamos pasando muy mal. En mi caso estoy divorciada y tuve que dejar el trabajo por mi hijo. Se hace muy duro porque los pagos de los gastos llegan a principios de mes y doy gracias a mi familia que me ayuda un montón», añade. Francisco Cánovas y su mujer, Vanesa, tienen tres hijos: dos con autismo severo y uno con autismo leve. Y él sufre una incapacidad. Asegura que van a seguir presionando porque no se fían y temen que después de las protestas vuelvan a sufrir retrasos en el pago de la ayuda. «En mi caso tuve que pedir dinero a los amigos y a familiares para comer. No nos afecta solo en las terapias porque en nuestro caso y con nuestra situación económica va a ser imposible llevar a los niños a terapia porque no nos llega el dinero. Sería bueno también que suban la cantidad mensual de ayuda a los dependientes», afirma.A la concentración se sumaba Miguel, con un 77% de discapacidad, que nos confesaba que venía más «por los niños, por los hijos de mis compañeros, porque esos son el futuro. Yo tengo ya mucho pasado vivido y poquito presente o futuro por vivir. Entonces vengo más por los derechos de estos niños autistas, con enfermedades inmunológicas, etc… Porque con las ayudas que están dando no puedes pagar realmente un cuidador, o sea que tienen que ser los padres los que cuidan a los niños sin poder ir a trabajar», señala.