«La mayoría de casos de abusos se producen en el entorno del propio menor»

En el Día de la Prevención del Abuso Sexual contra Niños, Niñas y Adolescentes, que se celebra este lunes, hemos conocido que la mayoría de los casos de violencia sexual a menores se da en el entorno de confianza de las víctimas. Es lo que nos cuenta la asociación Albores, que advierte de que en la Región de Murcia los casos van en aumento aunque cada vez se dispone de más capacidad para atender situaciones de riesgo.A través del proyecto Luz para prevenir y atender las situaciones de abuso sexual, la asociación Albares ha atendido en lo que llevamos de año 265 casos derivados del Servicio de Protección del Menor de la Comunidad. En todo 2023 fueron 260 casos. En el programa Tarde Abierta de Onda Regional, Carolina Jiménez, coordinadora de ese proyecto, ha señalado que no hay un perfil definido pero lejos de lo que se piensa «la mayoría de situaciones se dan en el entorno familiar o el círculo de confianza del menor, lo que hace que las consecuencias psicológicas sean mucho más graves».Tras la valoración del caso se establece el plan de intervención psicológica con el menor. Superar un abuso sexual depende de muchos factores como la gravedad del daño o el apoyo que la víctima reciba en el momento de la revelación del caso. Carolina Jiménez explica cuáles son las señales de alerta que puede dar un menor que ha sufrido violencia sexual: «cambios bruscos en el comportamiento, actitud, rendimiento académico, problemas de insomnio, pesadillas, o miedos repentinos hacia a una persona en particular. Si a estos indicadores van acompañados de verbalizaciones hay que actuar con más razón todavía», ha destacado.Una situación de riesgo cada vez más frecuente está en internet: según un informe del Equipo Mujer-Menor de la Guardia Civil, un 75% de los menores ha sufrido algún tipo de violencia sexual digital en la infancia. Y dos de cada diez se enfrentan a situaciones como chantajes para difundir contenido sexual, reenvío de imágenes sin consentimiento o creación de imágenes con Inteligencia Artificial para mostrar al menor desnudo. Los profesionales denuncian las trabas que se están poniendo para ofrecer charlas de educación afectivo-sexual en los centros educativos. Rafael Llor, educador y director de la asociación Albares, pone como ejemplo el acceso a la pornografía a edades cada vez más tempranas a través del móvil. «Nos estamos encontrando un acceso a la pornografía muchísimo más temprano y sin un control. Entonces nos echamos las manos a la cabeza cuando en los institutos se encuentran que tienen que pedir autorización a los padres para que reciban una educación afectivo-sexual», señala Llor, que lanza un mensaje a los padres y madres que hablan de adoctrinamiento en las aulas: «que se quiten la venda de los ojos, porque por no enseñarles y educarles están accediendo al porno».

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